Fue un discurso con sabor a despedida en medio del almuerzo en el Banco Interamericano de Desarrollo que tuvo a Alejandro Toledo como protagonista.
Quizá orgulloso por las palabras del director del BID, el colombiano Luis Alberto Moreno – “se miran con cierta envidia los logros económicos del Perú, que está cerca de alcanzar el Investment Grade de parte de las empresas calificadoras” – , el jefe del Estado se inspiró y largó el rollo ante un nutrido y apetente auditorio.
“En cinco meses dejo el gobierno y al próximo presidente un país en azul y verde. En azul, porque ahí están las cifras macroeconómicas – lo digo con humildad y sin triunfalismo – y en verde porque hay una nación con más esperanza y con polos agroindustriales de verdor en el desierto”, expresó.
Tanto se entusiasmó que en el éxtasis de su discurso deslizó que, si le dieran la oportunidad, entonaría “Todos vuelven” más adelante. ¿Toledo recargado en el 2011? Más sosegado y ya solo ante la prensa, él mismo desinfló su globo. “Ya tuve el privilegio de conducir el país, ojalá el próximo presidente pueda avanzar sobre nuestros logros y corregir nuestros defectos. Es prematuro pensar en un regreso, yo necesito un descanso”.
Quien también quiso desinflar las acusaciones contra él, en el sentido de cierta negligencia frente a las empresas involucradas en los últimos acontecimientos con el gas de Camisea, fue el ministro Pedro Pablo Kuczynski: “Son cuentos de candidatos presidenciales que no tienen nada que decir y que quieren hacerse los interesantes, desde el primer momento he dicho que vamos a encontrar a los responsables, si los hay, e investigar lo que ha pasado, por lo que empezaremos una auditoría”.
EL DATO
Ante tanto elogio…
El presidente Toledo, al recibir los elogios a los logros económicos de su gobierno por parte del presidente del BID, dijo que su baja popularidad era el precio político que había tenido que pagar a cambio de no aplicar una política económica populista.
