Cusco – La huella del último derrame de gas en el centro poblado de Kepashiato, en el distrito de Echarati (Cusco), dejó a dos miembros de la familia Ticuna (madre e hijo) heridos, una casa en cenizas, cultivos calcinados y un cráter de más de seis metros de diámetro. Hasta el día de ayer la tierra seguía ardiendo. La explosión que se produjo, producto de la ruptura en el ducto de líquidos de gas, se dejó escuchar en un kilómetro a la redonda, lo cual alertó no solo a los habitantes de esta zona sino también a sus vecinos, la comunidad nativa Shimaá. El saldo: 140 mil metros cuadrados de tierras y cultivos afectados, según los primeros cálculos hechos por la policía de la zona y el gobierno regional.
“La explosión hizo remecer todo el suelo. La gente salió de sus casas y se refugió en zonas alejadas”, recuerda Camila Figueroa, teniente gobernador de Kepashiato. Pero lo que vino después de ese ruido asustó más a la población. “Se formó una gran humareda, de más de 100 metros de alto. Por la quebrada avanzaba un líquido ardiendo. La gente pensó que el fuego llegaría a todas las demás casas”, dice Carmelo Huamán.
Transportadora de Gas del Perú (TGP), responsable del gasoducto, ha reconocido que la tubería había sufrido una quinta rotura el sábado a las 3:05 de la tarde. Sin embargo, los pobladores de la zona informaron ayer a El Comercio que la empresa recién se hizo presente durante la noche. “El gas siguió saliendo y las llamas continuaron sin que nadie pudiera hacer nada. Nosotros intentamos recuperar algunas pertenencias de las víctimas, pero fue imposible”, cuenta el señor Figueroa.
Las causas de la rotura y de cómo el gas terminó provocando un gran incendio aún se desconocen. TGP tiene una hipótesis: “Luego de la rotura, el gas escapó de la tierra y se encontró con la casa de la familia Ticuna, seguramente estaban cocinando”, explicó Tomy Febres, ingeniero de TGP, aunque no descartó la versión que dos días antes había soltado el primer ministro.
El trabajador de la concesionaria del ducto también informó que en Las Malvinas, la planta donde Pluspetrol separa el gas natural de los líquidos, se ha dejado de bombear el primero hasta que se repare el ducto dañado. “Si en esta semana no se logra reparar la rotura, Lima podría quedar desabastecida de gas natural”, precisó.
DILIGENCIA MULTISECTORIAL
Ayer al mediodía llegaron al lugar – el kilómetro 132 de la tubería – representantes del Ministerio de Salud, el gobierno regional del Cusco, de la Municipalidad Provincial de La Convención, del concejo distrital de Echarati e Indeci para conocer la magnitud de los hechos. No obstante, funcionarios del Ministerio de Energía y Minas, Osinerg y la Dirección General de Salud Ambiental ya habían estado presentes desde las ocho de la mañana para recoger de las muestras.
Se produjo un incidente entre los representantes de TGP y el presidente del gobierno regional del Cusco, cuando este exigió a la empresa ingresar a la zona afectada acompañado por otros representantes vecinales y la prensa. La concesionaria se negó apelando a la falta de vestuario necesario para acceder al lugar, sin embargo, ante la presión de los dirigentes, más de 25 personas, entre autoridades, periodistas y pobladores, lograron ingresar. Solo los congresistas Jorge del Castillo y Juan Valdivia prefirieron no hacerlo y se quedaron fuera del cordón de seguridad.
Mientras para los funcionarios del MEM este hecho aún debía esclarecerse, el representante de la Dirección Regional de Salud Cusco, Ermitaño Caller, calificó el suceso de un desastre ecológico”. Al terminar la diligencia, Carlos Cuaresma dijo que exigirá al Gobierno la paralización de los trabajos de TGP.
De otro lado, los pobladores de las zonas afectadas, Kepashiato, Shimaá y Sigakiato, se han organizado en un comité de lucha para exigir la indemnización por los daños causados. “Estamos evaluando tomar una medida de fuerza”, dijo Carmelo Huamán. Minutos antes, el presidente de la región había señalado que sería el primero “en encabezar un paro de las comunidades”.
