En su estudio de impacto ambiental TGP se compromete a desmontar todos los puentes y equipos que haya levantado durante el proceso de instalación de los tubos de gas natural y líquidos de gas. Pero eso no ha sucedido.
Ese es el caso de la comunidad nativa de Poyentimari, donde TGP instaló un puente sobre el río Mantalo (afluente del Urubamba) para que sus trabajadores trasladaran los materiales. La empresa ha dicho que no lo han hecho porque los habitantes de la zona lo han pedido, pero nativos como Bautista Goshi temen que por ese puente ingresen colonos y taladores ilegales. “Pueden intentar invadir áreas del bosque o tomar nuestras tierras”, dice Goshi.