Parece que fue ayer cuando los hallazgos de petróleo en los pozos de Trompeteros y Pavayacu, en plena amazonía del departamento de Loreto, sirvieron para armar toda una campaña mediática que le otorgó cierta legitimidad a la dictadura del general EP Juan Velasco Alvarado.
Pero era el año 1971. Las imágenes de los trabajadores cubiertos de petróleo, celebrando el hallazgo, eran transmitidas día y noche por los medios de comunicación controlados por la dictadura.
Por aquellos días nos prometían que el Perú saldría del subdesarrollo, que seríamos exportadores de oro negro y que seríamos consumidores del combustible más barato del mundo. Cualquier semejanza con la actual campaña del gas de Camisea no es pura casualidad.
Pero el oro negro de Trompeteros y Pavayacu, 35 años después, se ha convertdio en una verdadera maldición para los pobladores nativos y colonos del Alto Amazonas.
Un colectivo de organizaciones ecologistas y de comunidades indígenas denunciaron a la compañía argentina Pluspetrol,a la norteamericana Occidental (filial de la OXY) y a la empresa peruana PetroPerú por atentar contra el medio ambiente y el hábitat natural de las poblaciones ubicadas en las cuencas de los ríos Corrientes y Pastaza, justo donde se encuentran los campamentos petroleros.
En una conferencia de prensa celebrada ayer en Iquitos, los grupos ecologistas denunciaron a las citadas empresas por evadir los programas gubernamentales de protección ambiental. Y en especial a la Occidental por usar en su territorio métodos de extracción y producción de crudo prohibidos en países desarrollados.
Todo esto sin contar que las ganancias de las petroleras no son compartidas con las comunidades nativas.
“Se está extrayendo petróleo a costo de vidas humanas y la integridad del medio ambiente,” dijo Lily La Torre, abogada de las comunidades indígenas afectadas.
La abogada denunció que en los últimos 5 años Pluspetrol ha estado extrayendo petróleo en el Lote 1AB y 8 del norte Amazónico del Perú, con frecuentes derrames de crudo y emisiones de aguas saladas, desperdicios de hidrocarburos, metálicos y químicos en el río Corrientes, alto Pastaza y alto Tigre y sus afluentes, lo que ha matado los peces y convertido el agua de los ríos en un peligro para consumo o aun para bañarse.
Muchas comunidades indígenas sin embargo no tienen otra fuente de agua, por lo que están obligados a consumir del río tóxico. Esta región de la Amazonía es la fuente que provee el 65% del consumo doméstico de petróleo en el Perú y se le considera la zona más lucrativa.
Hablan las empresas
La República se comunicó con la oficina de RRPP de PetroPerú en Iquitos, donde la funcionaria Mariella Pinilla se disculpó de declarar hasta coordinar con la oficina central en Lima. Por su parte, Félix Ordóñez, gerente de Pluspetrol, indicó que no conoce las denuncias formuladas por el colectivo y que tanto Osinerg (organismo estatal supervisor y fiscalizador de las actividades del sector hidrocarburos) como el MEM no hallaron rastros de contaminación en la zona.
Sin embargo, Osinerg emitió un informe luego de la visita especial realizada a ambos lotes en julio y noviembre del 2003, cuyas conclusiones indican que “se está iniciando un procedimiento administrativo sancionatorio a Pluspetrol y a la Dirección General de Asuntos Ambientales del Ministerio de Energía y Minas”, entre otras causas, por “la presencia de contaminantes por encima de los máximos permisibles en suelos y quebradas que han afectado el medio natural. El agua vertida sale con altas concentraciones de cloruros, aceites y grasas, así como a altas temperaturas”, indicó el informe.
