Un año y medio después de Bagua: la estrategia de "El Leopardo" | Amazon Watch
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Perú: año y medio después de la masacre de Bagua: la estrategia de “El leopardo”

13 de enero de 2011 | Frederica Barclay | Actualización de campaña

Bagua conmocionó a la nación por su trágico e innecesario número de muertos producto del desproporcionado y mal manejo de una operación militar, de la que nadie ha asumido la responsabilidad, y porque demostró que el gobierno de Alan García había intentado derribar subrepticiamente al gobierno de Bagua. régimen constitucional perteneciente a los derechos de los Pueblos Indígenas Amazónicos a favorecer grandes intereses privados. Luego de los hechos, la indignación de los ciudadanos fue proporcional a la magnitud del shock. La reacción de diversos órganos encargados de velar por el cumplimiento de los tratados internacionales de derechos humanos, de los que Perú es signatario, también fue inmediata, y el país fue objeto de muy graves críticas.

Se esperaba que el gobierno enmendara sus caminos. Ese parecía ser el caso cuando se crearon cuatro mesas redondas con el propósito de implementar las propuestas que de ellas surgieron. Sin embargo, un año y medio después, se ha hecho evidente que se intentó aplicar la estrategia de “El Leopardo”: “si queremos que las cosas sigan como están, las cosas tendrán que cambiar”.

La Mesa Redonda 1 concluyó con un informe oficialista de la comisión creada para investigar los hechos ocurridos en Bagua. Lejos de explicar las causas del conflicto y establecer responsabilidades, el informe atribuyó los hechos a algunos instigadores y al desconocimiento de los pueblos indígenas. Aunque el gobierno no pudo evitar el cambio de gabinete en ese momento, ni los legisladores, ni los encargados de la operación militar han sido sancionados en absoluto luego del informe "minoritario" y al menos dos informes del Congreso sobre el mismo tema documentaron en detalle la deficiencias de su desempeño. El gobierno podría haber cerrado este capítulo si la nominación del candidato de su partido a las elecciones presidenciales no hubiera recordado a todos el derramamiento de sangre.

La Mesa Redonda 2 concluyó con el acuerdo, que posteriormente fue limitado por funcionarios del gobierno, de revertir todas las leyes que habían dado lugar a las protestas de 2008 y 2009, que el Congreso aún no había derogado. Sin embargo, quedan varios asuntos pendientes. Además, el régimen parece interesado en evitar, por todos los medios necesarios, que se consulte la nueva Ley Forestal. Esto no es de extrañar. No solo el proyecto de ley 04141/2009-PE, actualmente en manos de la Comisión de Agricultura del Congreso, aún no ofrece las plenas garantías de respeto a los territorios de los pueblos indígenas, sino que el gobierno no tiene intención de implementar el procedimiento de consulta previa, en cuya Mesa Redonda 3 trabajó con diligencia y buena fe. La observación hecha por el gobierno al proyecto de ley de consulta aprobado por el Congreso, cuyo único objetivo era bloquearlo, no lo exime de la obligación establecida en el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), pero ha servido de validación. seguir actuando de forma arbitraria una y otra vez, a pesar de las críticas del Defensor del Pueblo.

“Los torpes intentos de crear organizaciones indígenas fantasmas en el momento más crítico del conflicto han dado paso al financiamiento ilimitado de organizaciones paralelas sin representación”.

No hay otra forma de describir las recientes rondas de licitación del bloque petrolero que otorgaron 13 nuevas concesiones en la región amazónica sobre territorios indígenas y el anuncio de la intención de otorgar 11 más a través de negociaciones directas, creando la farsa de que las reuniones informativas cumplen con lo fundamental. obligación de consulta.

Peor aún, ahora se han hecho propuestas para eliminar el requisito de Evaluaciones de Impacto Ambiental (EIA) en proyectos hidroeléctricos, algunos de los cuales se desarrollarían en territorios indígenas, hasta que se otorguen las concesiones definitivas. La lista de proyectos posteriores a Bagua a los que el gobierno ha mostrado absoluta indulgencia, incluida la propuesta de permitir que un oleoducto cruce el Santuario Nacional Megantoni, es larga. No menos extensa es la lista de temas acordados en la Mesa 4 en relación a un plan de desarrollo para la región amazónica, que el gobierno no ha cumplido.

Pero la falta de voluntad del gobierno para enmendar sus caminos no solo es evidente desde el punto de vista regulatorio y administrativo. Los torpes intentos de crear organizaciones indígenas fantasma en el momento más crítico del conflicto han dado paso al financiamiento ilimitado de organizaciones paralelas sin representación. Es vergonzoso que ocurran en la tierra del pueblo Awajún, víctima del operativo militar de Bagua. El gobierno ha creado el “Órgano Coordinador Awajún”, y nada menos que el Almirante Giampietri (ver foto) está detrás de él. Su único propósito es quebrar voluntades, corromper a líderes y funcionarios para que acepten proyectos mineros y así debilitar a las organizaciones que están decididas a defender su tierra, mientras se hostiga a los opositores. Para el pueblo Awajún, hay mucho en juego. Además de las concesiones mineras a lo largo de la frontera, para lo cual el gobierno liderado por el Partido Popular Revolucionario Estadounidense (APRA) aprobó la reducción del Parque Nacional Ichigkat Muja - Cordillera del Cóndor Nacional, y el Bloque Petrolero 116 (856,000 hectáreas), que superpone casi un centenar de comunidades Awajún y Wampis de los ríos Santiago, Cenepa, Nieva y Marañón, recientemente entregó el Bloque 165 en concesión a Emerald Energy, mientras que dos concesiones de bloques más aún están pendientes (172 y 163).

Las consecuencias de esto incluyen un grave aumento de los conflictos que amenazan la paz social en esta región. La creación de organizaciones fantasma con financiamiento del gobierno, práctica previamente implementada por las empresas petroleras, también se empieza a ver en otras áreas, donde se fomentan proyectos que son rechazados por la población indígena y sus organizaciones. Esperemos que otra masacre de Bagua no esté a la vuelta de la esquina.

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