Desde la azotea de la Casa de Mujeres Amazónicas en Puyo, Ecuador, el horizonte se abre al inmenso tapiz verde del sur de la Amazonía. La Casa es más que un edificio: es una colectividad, un santuario para mujeres que buscan seguridad, un espacio para la construcción de movimientos y un centro para iniciativas económicas femeninas. Es un profundo honor que Patricia Gualinga, kichwa de Sarayaku y miembro fundadora de Mujeres Amazónicas, se haya unido a nuestra junta directiva este año.
Mientras estaba allí, en una hermosa tarde, contemplando la puesta de sol sobre la selva tropical y las montañas, me encontraba rodeada por las valientes mujeres de Mujeres Amazónicas y mi Amazon Watch colegas, algunos de los cuales experimentaban la majestuosidad del Amazonas por primera vez. Esta región, la más biodiversa del planeta, se encuentra ahora en la primera línea de una lucha cada vez más intensa entre poderosas fuerzas que impulsan la perforación petrolera y los pueblos indígenas que defienden sus territorios, la selva tropical y sus formas de vida. En este momento crítico, una alianza sin precedentes de siete naciones indígenas de Perú y Ecuador —Achuar, Wampis, Chapra, Sápara, Shiwiar, Kichwa y Andoa— se ha unido para resistir la expansión petrolera en sus territorios. Me enorgullece que Amazon Watch Acompañamos esta alianza histórica, movilizando recursos, amplificando sus voces y erigiéndonos como un aliado crucial en la defensa de la selva tropical. La solidaridad no es solo nuestra misión, sino el fundamento de nuestro trabajo.
Junto con el avance de las compañías petroleras, el auge del crimen organizado ejerce una enorme presión sobre los pueblos indígenas. Las mujeres, las niñas y los jóvenes suelen ser las primeras víctimas, lo que fractura el tejido social de las familias y las comunidades. En respuesta, nuestra nueva campaña contra el crimen en la Amazonía visibiliza el problema, impulsa recomendaciones de políticas cruciales y apoya a nuestros socios para fortalecer la gobernanza territorial. Durante el último año, movilizamos recursos a través de nuestro mecanismo de donaciones solidarias, el Fondo de Defensores de la Amazonía, para proteger a los defensores amenazados, proporcionándoles evacuación, refugios, sistemas de seguridad e instalando infraestructura solar y de comunicaciones a gran escala en 15 comunidades indígenas de la región de Ucayali, en Perú, donde se resisten a la expansión del cultivo de coca.
En un mundo cada vez más negado a aceptar las consecuencias del cambio climático y la extracción de combustibles fósiles, Amazon Watch Estamos reforzando nuestras alianzas con las comunidades locales. Esta es una característica distintiva de mi liderazgo: así como nuestros socios en el terreno no pueden darse el lujo de retroceder, nosotros tampoco. Les agradecemos profundamente su colaboración en este camino. Les invito a leer este Informe Anual como testimonio de lo que hemos logrado juntos, y como un llamado a seguir apoyando a quienes defienden el Amazonas, nuestro clima y nuestro futuro colectivo.
Para el Amazonas
Leila Salazar López
Directora ejecutiva





