Nota: Si bien el gobierno de Lula ha logrado avances excepcionales –y de importancia crítica– para controlar la deforestación de la Amazonia, estos esfuerzos se están viendo gravemente socavados por los incendios explosivos de este año en todo el bioma, muchos de los cuales incineran los bosques primarios que se salvaron de la deforestación.
La deforestación en la Amazonia brasileña cayó un 30.6% en los 12 meses hasta julio en comparación con el mismo período del año anterior, según datos del gobierno publicados el miércoles, la menor superficie destruida en la selva tropical más grande del mundo en nueve años.
Según datos de la agencia de investigación espacial brasileña Inpe, aproximadamente 6,288 kilómetros cuadrados de la Amazonia fueron destruidos, una superficie mayor que el estado norteamericano de Delaware. Los científicos consideran que la protección de la Amazonia es vital para frenar el cambio climático debido a la enorme cantidad de dióxido de carbono que absorben sus árboles, que provoca el calentamiento global.
El presidente Luiz Inácio Lula da Silva asumió el cargo hace casi dos años con la promesa de intensificar la aplicación de las leyes ambientales para frenar la deforestación, que se había disparado bajo su predecesor, Jair Bolsonaro.
“Lo que se presentó aquí hoy es fruto de nuestro trabajo”, afirmó la ministra de Medio Ambiente, Marina Silva.
“Es posible enfrentar el cambio climático”, afirmó Silva.
Los datos, que no se miden según el año calendario debido a la intensa nubosidad en la temporada de lluvias de noviembre a abril, son la primera medición anual completa del gobierno de Lula. La deforestación de la Amazonia se ha reducido casi a la mitad en comparación con el último año completo del gobierno de Bolsonaro.
Lula se ha comprometido a poner fin a la deforestación en el país para 2030 en su intento por restaurar las credenciales climáticas de Brasil, y el país también se dispone a albergar las conversaciones sobre el clima COP30 de las Naciones Unidas en la región de la selva amazónica el próximo año.
El gobierno de Lula ha prometido reforzar aún más la aplicación de la ley el próximo año contratando a unos 800 nuevos agentes ambientales federales, la mayor campaña de contratación en más de una década.
Los datos también mostraron una caída en la deforestación en la sabana del Cerrado, vecina a la Amazonia, de aproximadamente el 26% a 8,174 kilómetros cuadrados, la más baja desde 2020.






