“Todos nos veremos afectados por el cambio climático”. La verdad es que algunos enfrentarán los impactos de este proceso mucho más que otros. Las consecuencias provocadas por el cambio climático son transversales raza, genero y clase social. Y son las mujeres y las niñas el grupo más vulnerable a los efectos del cambio climático, siendo incluso las mujeres negras e indígenas más expuesto.
Las mujeres indígenas y tradicionales están en primera línea, protegiendo la Amazonía y los preciados recursos hídricos mientras enfrentan los impactos directos de la destrucción ambiental y el cambio climático. en un reunión para discutir cómo el cambio climático impacta sus vidas, las mujeres indígenas denunciaron la extinción de animales y diversas frutas nativas, la pérdida de campos enteros, el brote de enfermedades desconocidas, la alta incidencia de incendios y cambios en su forma de vida tradicional, además al aumento de la temperatura.
Edilena Krikati, coordinadora de la Coordinación de Organizaciones y Asociaciones de los Pueblos Indígenas de Maranhão (COAPIMA), compartió:
“Las mujeres somos las primeras en sentir y observar los impactos y cambios relacionados con el clima en nuestra vida cotidiana porque tenemos una relación especial con la naturaleza y el territorio. También somos quienes guardamos las semillas y las transmitimos y otros conocimientos a las nuevas generaciones, incluidas las diferentes formas de hacer la protección territorial. Necesitamos adaptarnos más a la naturaleza y no intervenir tanto. [Debemos] detener la deforestación, cambiar los paisajes, construir represas y carreteras. Y no nos damos cuenta de lo malo que es esto para nuestra propia existencia. Nosotros, los pueblos indígenas, obtenemos todo lo que necesitamos de la naturaleza para comer, vivir y estar allí. Si esto falta, ya no existimos porque nuestra relación [con la naturaleza] es un todo, no partes”.
Las mujeres se ven afectadas por el cambio climático en formas que incluyen vulnerabilidades culturales y sociales. Por ejemplo, en situaciones de desastres ambientales, especialmente en países en desarrollo y ricos en recursos, las mujeres sufren más de inseguridad alimentaria. Esto se debe a que, en muchas situaciones, las mujeres son responsables del manejo de sus hogares y del cuidado de los niños. También se vuelve aún más peligroso caminar solo por la calle, lo que restringe la búsqueda de alimentos durante los desastres relacionados con el clima, como las inundaciones. Y debido al contexto patriarcal en el que se han formado las sociedades, hasta el día de hoy, las mujeres se encuentran en desventaja a la hora de construir recursos económicos y adquirir una educación de calidad, en comparación con los hombres.
La justicia climática representa una visión humana del problema del cambio climático, reconociendo que los grupos más vulnerables a los impactos de los desastres ambientales son generalmente los menos responsables de sus causas. Es fundamental que la justicia climática se logre con igualdad de género, porque de ello depende un futuro sostenible, como anhelan los líderes mundiales.
En todo el mundo, las mujeres están demostrando cómo sus conocimientos y habilidades únicos pueden ayudar a que la respuesta al cambio climático sea más eficaz y sostenible. Por eso, es importante recordar que las mujeres no sólo son víctimas del cambio climático sino que también son protagonistas en la solución de la lucha contra esta crisis. Las mujeres, especialmente las indígenas y las negras y de color, deben estar presentes en los espacios de toma de decisiones, tanto a nivel local y regional como a nivel nacional y global. Esto significa movilizar a los grupos feministas para que más delegaciones a las Conferencias de la ONU sobre el Clima tengan mujeres en sus equipos. Amazon Watch apoya a las mujeres líderes en la primera línea de la protección del Amazonas para que tengan el apoyo logístico, financiero y técnico que necesitan para asistir también a eventos climáticos para influir en el cambio global. La diversidad, no sólo de las mujeres en general, sino también de las personas y grupos que se ven extremadamente afectados por el cambio climático (como las naciones insulares y las comunidades indígenas), es clave para políticas justas e inclusivas de mitigación y adaptación al cambio climático.
La formulación e implementación de políticas públicas ambientales y de lucha contra el cambio climático debe, por tanto, partir de un paradigma de justicia climática vinculado a la realización de los derechos humanos. La plena satisfacción del derecho a un medio ambiente sano y equilibrado sólo será una realidad cuando exista un arreglo de políticas que también busquen promover el acceso, por ejemplo, a una vivienda adecuada, la sostenibilidad económica y la seguridad alimentaria de las mujeres y sus familias.
Porque cuando se reducen las barreras al liderazgo de las mujeres, se transforman comunidades enteras.
