Roberto Afanador, el líder u’wa que buscó apoyo internacional para su pueblo, está jubilado. Sus compañeros no lo eligieron para que los siga representando, pero eso a él no lo perturba.
En el piso de cemento del zaguán, carcomido por los años, abundan los patos y las gallinas que caminan sobre su propio excremento. En un extremo de ese corredor está recostado sobre un sucio colchón, protegido por un toldillo, un hombre flaco, más
bien de aspecto demacrado.
Es Roberto Afanador Cobaría, ‘Berito’, tal vez el único colombiano que se ha ganado dos premios internacionales que suman 125.000 dólares, sin saber leer ni escribir.
El indígena u’wa, en cuyo rostro aparecen unos pocos pelos canos que alguna vez quisieron ser barba y bigote, se levanta despacio, mientras a su lado un pequeño cerdo lo mira con curiosidad.
La casa está en un cerro y por los agujeros de las tejas de zinc entran chorros de luz, como pequeños reflectores, que iluminan a este u’wa de 57 años y padre de seis hijos.
Con la mirada perdida y mientras asegura que duerme en el zaguán para sentir el espíritu de la noche, comienza a recordar los ocho años que estuvo al frente de la organización indígena u’wa. Asumió a finales del 95 la presidencia del Cabildo Mayor al contar con el apoyo de los 17 pueblos u’wa.
Recuerda que encarnó la oposición de ese pueblo para que la Occidental (Oxy) no realizara exploración petrolera en su territorio. También habla del asedio de la prensa y de las ONG que le ofrecían pasajes, hoteles y traductores para sus viajes fuera del país.
Cuenta que en 1996 en Los Ángeles (California) hizo esperar varios días al presidente de la Oxy para darle una cita. La petrolera quería que los u’wa permitieran perforar en el denominado bloque Samoré (límites de Boyacá con Norte de Santander).
Con naturalidad habla del metro de Nueva York, del frío de Finlandia y Noruega, de la comida española, de las casas de Italia y de la ropa que le regalaron en Suiza, mientras que a unos tres metros está su sobrina, vestida con unas prendas que aparentan varios días de postura, amamantando a un semidesnudo bebé.
En esos países estuvo llevando la consigna u’wa de la no exploración petrolera en su territorio ancestral. Siempre proclamando que el petróleo es la sangre de la tierra y que si lo extraen, la tierra se muere. También explicaba que explorar en su territorio era acabar con su cultura.
Fue toda esa gestión la que permitió que en 1997 a los u’wa les dieran en España el premio Fray Bartolomé de las Casas para el Medio Ambiente y en el 98, en Estados Unidos, el premio Goldman para el medio ambiente.
De sus viajes no guarda recuerdos ni recortes de prensa. Pero en la cabecera de su percudido colchón tiene un saco italiano y al lado de sus botas de caucho, las que utiliza para echar machete, una maleta y unos zapatos comprados en Nueva York.
El apoyo internacional que logró su causa frenó la búsqueda de petróleo en el territorio u’wa. Incluso, la Oxy abandonó ese proyecto tras invertir varios millones de dólares.
Duro golpe
Pero tal vez el golpe más duro lo recibió a mediados del año pasado, cuando no fue eligido para el nuevo cabildo.
Las nuevas directivas prácticamente lo tienen alejado de todo, aunque para ellos el asunto es claro, ya terminó su período y como tal deja de pertenecer a las directivas.
“Yo también me alejé porque creo que otros tienen la oportunidad de demostrar sus condiciones en procura de nuestra causa”, dice. Sus amigos reconocen que tiene enferma el alma, pero también dicen que tiene problemas de salud. “Tiene tuberculosis”, dice Ismael Uncacía, indígena de Saravena.
Ahora ‘Berito’ esta lejos de todo, en una finca en que se autosostiene y a la que dice que la fama nunca ha llegado así como Sira (el dios u’wa) no permitirá que lleguen a sacarle el petróleo a su territorio.
Los U’wa definitivamente no aceptan la exploración petrolera en su territorio
Los u’wa no quieren que en su denominado territorio ancestral, que abarca una amplia zona de las fronteras de Norte de Santander, Boyacá y Arauca, se realice exploración petrolera. Al Gobierno Nacional le acaban de enviar una comunicación en la que le dicen que en este asunto no hay nada para discutir.
No obstante, el Gobierno ha realizado una serie de audiencias con los nativos para explicarles las bondades de la exploración en el bloque Samoré. Incluso en la zona se alcanzó a perforar el pozo Gibraltar-1, que arrojó una significativas reservas de gas. Pero unos trabajos de sísmica que se han logrado hacer, señalan perspectivas alagüeñas sobre las reservas petroleras.
Pero para poder realizar la exploración seria debe haber un consentimiento de las comunidades indígenas y por el momento, ellas se siguen oponiendo.
JORGE ENRIQUE MELÉNDEZ P.
ENVIADO ESPECIAL
CUBARÁ (BOYACÁ)
http://www.eltiempo.com/politica/2006-12-12/ARTICULO-WEB-NOTA_INTERIOR-3362799.html
